Postcard desde Tahití
EL COLOR DE LA OSCURIDAD.
Tahiti 6 septiembre 2012.
Ya he llegado a la isla de Tahití. En el aeropuerto te reciben con una danza local de bienvenida y una gran sonrisa.
Aunque salí de Auckland el día 6 de septiembre, llego a Tahití el día 5. He recuperado un día al cruzar el meridiano.
Mi primera visita es al Mercado de las Perlas, en el centro de la ciudad de Papeete. Como ya os había adelantado en la “postal” desde China, las perlas cultivadas en la Polinesia Francesa, más conocidas como perlas negras, se originan en los lagoons del Pacífico. Los colores naturales de esta gema orgánica, la perla negra, son únicos y van desde el color nude y dorado pasando por el verde, azul, magenta, púrpura y gris. La ostra que produce estas fabulosas perlas es una ostra local, llamada Pinctada Margaritifera. El tiempo de cultivo puede oscilar de dos a tres años.
Llego al Mercado de las Perlas y veo que es un local con dos plantas. La de abajo está destinada a joyería. En el escaparate tienen una pequeña muestra de lo que puedes encontrar en el interior que, como no podía ser de otra forma, la principal protagonista en todos los diseños, es la perla negra, en diferentes tamaños y tonos. Brillan en collares y gargantillas o chokers con distintos largos, pulseras combinadas con cuero y nudos (si queréis encontrar modelos parecidos los podéis encontrar en nuestra tienda online), pendientes, solitarios con un gran ejemplar como adorno, etc. En cambio, en la planta de arriba puedes maravillarte, comprando o simplemente cotilleando, con el extenso stock de perlas que cultivan en sus granjas perleras y que luego venden en este mercado.
Las perlas negras, distribuidas mundialmente, junto con el nácar de la ostra, se emplean en todo tipo de artesanía y joyería. Además de poder lucirlo en un vistoso collar, en pendientes y pulseras, el nácar, también se emplea para hacer un fabuloso clutch bag (un útil bolsito de mano) o como adorno y detallito final en la ropa de lencería, anillos, sortijas incluso en complementos para el hogar (posavasos, servilleteros, etc).
Una perla se diferencia del resto en función a, su tamaño, calidad, forma, color y lugar de procedencia.
El Tamaño es el diámetro de la perla expresado en milímetros. Puede oscilar entre 3mm hasta 16mm. Como es de imaginar cuanto mayor sea el tamaño más cara es la perla, aunque no afecta a la calidad de la gema orgánica.
Se entiende como Calidad, el lustre de la perla y el estado de su superficie. El lustre de una perla se refiere tanto a la luminosidad como a su brillo interior. La forma en que la superficie de una perla refleja la luz, es lo que se llama luminosidad y, su brillo interior, es cómo la luz refracta en las distintas capas de nácar. Un lustre muy bonito será aquel en el que la luz se refracte totalmente, dando un efecto espejo y tendrá, por tal motivo, un mayor grosor de capas de nácar. Una perla sin brillo, sin lustre, tendrá un aspecto mate. El brillo interior de la perla puede ser, muy brillante, brillante o apagado. El estado de la superficie de la perla se refiere a que, cuantas menos imperfecciones, estrías e impurezas tenga, más apreciada será ésta.
La calidad de las perlas de Tahití se clasifican de forma distinta al empleado en las demás perlas. Se utilizan letras y van desde una Calidad A a la D:
1.- La Calidad A se refiere a perlas con un brillo muy bueno o con imperfecciones leves, no visibles al ojo, distribuidas en menos del 10% de su superficie.
2.- La Calidad B reune a perlas con un brillo medio bueno, con algunos defectos leves visibles y localizadas en menos de un tercio de la superficie total de la perla.
3.- La Calidad C es aquella, donde las perlas presentan un brillo medio, con varios defectos leves, localizados en más de un tercio de la superficie.
4.- La Calidad D es la que tiene una gran cantidad de defectos leves o varios defectos leves y profundos, distribuidos en más de dos tercios de la superficie de la perla, al margen de su lustre el cual, lo más natural, es que no sea tan intenso.
En cambio la clasificación general, que se realiza con las perlas cultivadas en agua dulce, procedentes de lagos y ríos y en las perlas Akoya, es diferente y se valoran desde la AAA a la A, siendo la triple A la más alta calidad. Encontrar perlas sin imperfecciones, es muy difícil, aunque no imposible y llegan a alcanzar un alto valor. Una buena perla puede presentar defectos en su superficie sin que con ello desmerezca su belleza. En base a esto, la escala de calificación es la siguiente:
1.- AAA: De lustre muy intenso y muy brillante sin defectos apreciables en la capa de la superficie.
2.- AA: Lustre intenso y brillante. Con defectos naturales poco apreciables en la superficie.
3.- A: Es el grado mínimo de una perla. El lustre es poco intenso, apagado y presenta defectos naturales apreciables.
Hay siete tipos de perlas según su Forma, redonda, gota, botón, ovalada, barroca, semibarroca y anillada. Os dejo unos dibujos ilustrativos al respecto.
Al ser una gema orgánica el Color y sus tonalidades son infinitas. Realmente el color que presente una perla no es un criterio determinante de calidad. La elección es personal y como ya he dicho anteriormente, no hay dos perlas iguales.
Tampoco el Lugar de Procedencia es determinante en la calidad de la perla, pero sí la define. La luz que recibe la ostra perlera, la temperatura del agua donde se encuentra, el oxígeno, los nutrientes, la profundidad, la sal, todos son factores importantes.
Salgo del Merado de las Perlas bastante satisfecha y encantada con lo que me han explicado de sus granjas en los lagoons.
El look local: Sin duda los tatuajes, nuevamente, son reflejo de su cultura que, junto con el culto a la perla negra hacen un tándem curioso. Si te fijas casi todo el mundo, tanto mujeres como hombres, llevan un adornito con una perla.
PD: Un lagoon es una “piscina” de agua marina, poco profunda, que está separada del mar abierto por una barrera de coral o banco de arena.